El conocimiento de las producciones cerámicas no es más que la parte descriptiva de un entorno mucho más complejo y que incide sobre aspectos tan esenciales como la producción, la distribución, el consumo y, en definitiva, la economía antigua. La cerámica se constituye, desde su modestia, en un indicio de estos complejos procesos tan escasamente documentados a través de la documentación textual.